Síndrome de abstinencia

Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.

Jorge Luis Borges, El amenazado

Desde ese primer momento lo supe, estoy enganchado a ti. Sólo con verte, tocarte o escuchar tu voz mi alma se enciende. ¿Cómo pretendes que nos distanciemos, si mi alma está más contigo que aquí?

Me pregunto por qué no subí a ese último tren contigo. Nuestros encuentros, siempre marcados por despedidas. Lo sé, la realidad es mucho más compleja.

Deberíamos estar juntos. No podemos hacerlo. No me gustan las certezas, en especial estas dos. ¿No hemos sido siempre buenos para hacer lo imposible?

Con cada desencuentro este síndrome de abstinencia se hace más insoportable. Mis manos tiemblan si no te escribo, mi voz te busca aunque no la escuches, mis ojos te ven aunque no estés aquí.

Nuestra historia parece una colaboración entre Murakami y Benedetti. Tal vez deberíamos escribir el próximo capítulo, este aún no es el final.

Mientras me quieras, estaremos juntos aunque tengamos un océano de por medio, aunque mis palabras no te alcancen.